sábado, 11 de septiembre de 2010

Náuseas

Me provoca náuseas descubrir la motivación última, no de algunas, sino de muchas personas. Me provoca náuseas redescubrir que la realidad del mundo gobernado por los hombres es la que debe ser, no la que algunos soñamos. Redescubrir que somos los peores de entre todas las especies animales; que, segundo sí, segundo también, pecamos miles, millones de veces de arrogancia, de envidia, de ruindad, de falta de inteligencia -inteligencia verdadera, no fuerza bruta intelectual-. Me provoca náuseas tener que compartir espacio y tiempo con seres con los que no puedo sentirme identificado, de tener que ocultarme ocasionalmente por prudencia, de tener que discutir absurdeces, de tener que presenciar demostraciones continuas de estulticia, fanfarronería y brutalidad. De que tantos no sepan -o no se atrevan- a mirar hacia su interior. De que la autocrítica sea anatema. Me provoca náuseas la destrucción gratuita. Me provocan náuseas...

...náuseas que no llegan a desencadenar el vómito gracias al abrazo de aquellos a los que amo y que cada día me dan, al menos, una razón más que suficiente para seguir adelante.