...y pensé que los símbolos tenían significado. Pensé que los símbolos no eran símbolos, sino letras. Y que las letras formaban palabras, y que las palabras formaban frases y que tanto las palabras como las frases estaban llenas de significado. Y me acerqué a los símbolos, y me puse frente a ellos, y los miré de cerca. Y los símbolos resultaron ser garabatos, figuras absurdas e iteradas sin semántica alguna. Y entonces descubrí que me había acercado a los símbolos -que en realidad eran garabatos- por empatía, primero porque creí verme reflejado en ellos cuando aún pensaba que encerraban algún significado y porque realmente me ví reflejado en ellos cuando descubrí su verdadera naturaleza.
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