martes, 18 de mayo de 2010

El espíritu

Me crucé con un espíritu en el camino a la nada
Me dijo que mis ojos sangraban
Y rompí una rama de abeto sobre mi pecho

Las huellas del espíritu se hundieron sobre mi cabeza
Y en mi boca vomitó sus recuerdos
Que flotan pesados sobre la sangre descolorida que conducen las arterias

Su boca es de aire
Su mirada, de horror
Sus brazos, de hielo
Y su corazón, de humo grisazulado

Su viento me rodea
Su frío me abraza
Y este tiempo inexistente consume mi aliento

Los ojos grises contemplan mi silueta
Desde las cuencas horadadas en el suelo vaporoso
Y trazan con líneas invisibles
El sendero vertical de un sueño incierto
De un tránsito difuso
Hacia los bastidores del silencio

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