domingo, 16 de enero de 2011

Were and would

If you were,
I would
Anything,
Something.

But things froze.

And now, i'm here
Staring at this haze of my nothingness
And you
You are
Pointing to the stars
With your eyed finger
[He whispers the secrets of the moon]
From somewhere
To nowhere

Nowhere here i am
In the middle of a hearted unearthy mass
Flowing floating over me
Through me.

I collect the gifts of yesterday
From my bottomless bag of darkness
From my early remnants of lightness

And the white-bearded man
Leaning on that bus stop
Appears like a ghost,
Like a figure which is frost.

And he smiles blind
Maybe only in my mind
But he leaves the doubt behind
[He leaves it in my mind]

I turn my eyes back
Turn them inside the sack
And don't find anything
Even nothing.

And the air turns coldest and bluish,
And i dissolve,
And i ascend
In the shadow of your embrace.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Náuseas

Me provoca náuseas descubrir la motivación última, no de algunas, sino de muchas personas. Me provoca náuseas redescubrir que la realidad del mundo gobernado por los hombres es la que debe ser, no la que algunos soñamos. Redescubrir que somos los peores de entre todas las especies animales; que, segundo sí, segundo también, pecamos miles, millones de veces de arrogancia, de envidia, de ruindad, de falta de inteligencia -inteligencia verdadera, no fuerza bruta intelectual-. Me provoca náuseas tener que compartir espacio y tiempo con seres con los que no puedo sentirme identificado, de tener que ocultarme ocasionalmente por prudencia, de tener que discutir absurdeces, de tener que presenciar demostraciones continuas de estulticia, fanfarronería y brutalidad. De que tantos no sepan -o no se atrevan- a mirar hacia su interior. De que la autocrítica sea anatema. Me provoca náuseas la destrucción gratuita. Me provocan náuseas...

...náuseas que no llegan a desencadenar el vómito gracias al abrazo de aquellos a los que amo y que cada día me dan, al menos, una razón más que suficiente para seguir adelante.

viernes, 9 de julio de 2010

Óbito

Ahora lo veo claro: moriré apuñalado por las consecuencias de aquello que hice y de lo que no llegué a hacer.

martes, 29 de junio de 2010

Cenizas

Las cosas son casi siempre así: los necios triunfan vestidos de nobles, los egoistas se disfrazan de generosos y ambos se arman hasta los dientes con sus mentiras y complejos. Los que los siguen prefieren vivir en una felicidad falsa a conocer la realidad oscura y pútrida que aquella oculta.

Las cosas son casi siempre así: tú elegirás esa felicidad construida sobre mentiras y, cuando te acuerdes de mi, yo ya me habré ido y no volveré porque habré elegido mi soledad real a la felicidad de artificio. No te culpo por elegir un camino, pero, por favor, no me guardes en tu recuerdo: de las cenizas de una familia siempre termina surgiendo otra. Las cosas son casi siempre así, pero no son así siempre.

Sin título

Cuando las estrellas oxidadas zozobran en las frías corrientes de aire nocturno, un límpido destello de amatista recorre el musgo que cubre tus manos. Las cálidas tenazas de la maternidad recogen los frutos de un desamor tardío en el limbo de la pena. El viento, ese viento parado, ese susurro repetido y amplificado por la memoria que yace en el interior de las montañas, me arrastra hacia el pasado remoto y difuso de las logias vernáculas. Y aparecen los fosos, la niebla, el azufre, el dolor y las cadenas, la luz entornada, la podredumbre de los pensamientos marchitos y la rugosidad de su mirada, que me contempla ciega y visionaria desde las esquinas en los fondos dobles y triples del abismo saturnal. Eres la fragancia, dulce y corrosiva, mi fragancia, amarillenta y barroca; el aroma de los ojos que miran al vacío, de las lenguas cortadas que yacen secas en medio del desierto, de los brillos extintos de las auroras boreales fallecidas, del oasis obitado, de las uñas longilíneas y curvadas, hincadas sobre la arena caliente que recubre los bloques de cieno turbio.

Literatura barata #2

No esperes nada. La luz cae desde el cielo hacia la alcantarilla sin pasar por nuestro sendero. No esperes que el agua llueva horizontal para refrescar tu rostro marcado de historias afiladas y herrumbrosas. No pienses que el mal augurio seguirá su camino, porque el recibidor de tu casa es blancuzco y huele a carmesí. No abras mi boca: las serpientes de cristal escaparán por entre los huecos de mis dientes astillados y se llevarán consigo los ecos de mis voces venideras. No hagas proselitismo del silencio; miles de serenos yacen ahogados en lo más hondo de la niebla portando sus manojos de llaves de muérdago. No me digas del corazón, que ya se alimenta de piedras para pesar solo un poco menos que la soledad de los perros-lobo. No sanes en mi vientre, pues una crisálida opaca y brillante debe brotar de él. Y, sobre todo, no olvides no vivir en mi muerte, no condenes a todas esas luciérnagas inocentes.

Literatura barata #3

La sombra trémula horada la pared y separa la luz de la oscuridad. La puerta desvencijada se abre, la tierra húmeda se hunde. Tus hijos, los frutos del abono que apesta, están muertos.